¿Por qué no oigo la voz de Dios?
En Juan 10:27-28 Jesús nos da seguridad de nuestra salvación, él dice: “Mis ovejas oyen mi voz; yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy vida eterna, y nunca perecerán, ni nadie podrá arrebatármelas de la mano”.
Pero para tener esa seguridad hay condiciones que tenemos que cumplir: ser ovejas de Jesús, oír su voz y seguirle.
Santiago 1:5 dice: “Si realmente quieres saber lo que Dios quiere de ti — pregúntale, y él con mucho gusto te lo dirá”.
Oímos la voz de Dios cuando tomamos un tiempo para alejarnos de todo y estar a solas con Él, cuando leemos la Biblia, cuando oramos, adoramos, oímos una predicación, escribimos nuestras oraciones, calmamos nuestros pensamientos y silenciamos las heridas emocionales o cuando permitimos que Dios nos hable por medio de una visión.
¿POR QUÉ ALGUNOS NO OYEN LA VOZ DE DIOS?
En la parábola del sembrador encontramos tres razones por las cuales algunos no oyen la voz de Dios.
1. En primer lugar Jesús menciona a los que oyen el mensaje de Dios pero dejan que Satanás se los robe. “Las semillas que cayeron en el camino representan a los que oyen el mensaje, pero enseguida viene Satanás y lo quita”, Marcos 4:15.
Satanás roba lo que Dios nos dice distorsionando sus palabras, haciéndonos creer que Dios ha dicho algo que nunca dijo, sembrando cizaña contra Él en nuestro corazón, impidiendo que oigamos lo que Dios realmente nos ha dicho.
2. En segundo lugar, Jesús menciona a los que oyen a Dios y reciben su mensaje con alegría pero no tiene raíces profundas, por eso, cuando pasan por tiempos difíciles se olvidan de lo que Dios les ha prometido.
3. En tercer lugar, Jesús habla de quienes permiten que lo que Él les dice sea ahogado por las preocupaciones de la vida, al atractivo de la riqueza y el deseo por otras cosas.