Todos hemos nacido en un bosque que no sembramos, que no elegimos. Algunos bosques están llenos de árboles robustos y frondosos, y en otros abundan los árboles torcidos y secos. Cualquiera que sea nuestro bosque, somos responsables de reforestarlo; aun aquellos que al adentrarse en el bosque, en vez de sentir inspiración, lo que sienten es tristeza y abandono, abuso y falta de cariño. Busca en tu bosque un árbol fuerte en qué apoyarte y aprende de sus aciertos. Si tus padres no son ejemplo a seguir, busca en las generaciones anteriores, como Josías siguió el camino de David. No te quedes en medio de un bosque seco, recuerda que Dios ha puesto en ti dones del espíritu que te ayudarán a sembrar un bosque fértil para tus hijos.
Dante Gebel - El bosque de tu familia
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enero 06, 2015
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