Por alguna razón la tradición nos ha hecho creer que nosotros somos lo que siempre tenemos que buscar a Dios, ya que Él es evasivo y difícil de encontrar. Pero la Biblia nos dice lo contrario y nos presenta a un Dios que no se cansa de buscarnos. Dios buscó a Adán en el Edén, salió al encuentro de Gedeón, de Moisés, de Elías y muchos más. Asimismo Dios te busca a ti, y lo único que tienes que hacer es estar atento y responder cuando Él golpea a tu puerta; tener el corazón abierto para dejarlo entrar, aunque estés muy ocupado en una junta de trabajo o en los quehaceres de la casa. Tienes que responder a Su llamado, porque quizás esta sea la última oportunidad para tener intimidad con Él.
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