¡Bienaventurada tú, tierra, cuando tu rey es hijo de nobles, y tus príncipes comen a su hora, para reponer sus fuerzas y no para beber! Por la pereza se cae la techumbre, y por la flojedad de las manos se llueve la casa. Por el placer se hace el banquete, y el vino alegra a los vivos; y el dinero sirve para todo.
Eclesiastes 10: 17-20
Guillermo Maldonado - El propósito Original de los diezmos y las ofrendas
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noviembre 18, 2014
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