Por la mañana, cuando Jesús volvía a la ciudad, sintió hambre. Vio una higuera junto al camino y se acercó a ella, pero no encontró más que hojas. Entonces dijo a la higuera:–¡Nunca vuelvas a dar fruto!Al instante se secó la higuera. Al ver esto, los discípulos se asombraron y preguntaron a Jesús:–¿Cómo es que la higuera se ha secado al instante? Jesús les contestó:–Os aseguro que, si tenéis fe y no dudáis, no solo podréis hacer lo que he hecho yo con la higuera, sino que aun si le decís a ese monte: ‘Quítate de ahí y arrójate al mar’, lo hará. Y todo lo que al orar pidáis con fe, lo recibiréis.
Mateo 21: 18-22
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septiembre 26, 2014
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