Entonces en su angustia clamaron al SEÑOR y El los sacó
de sus aflicciones. Cambió la tempestad en calma y las olas
del mar callaron. Entonces se alegraron porque las olas se
habían aquietado, y El los guió al puerto anhelado.
Psa 107:28-30
Renan Carias - Cubreme
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febrero 06, 2010
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