Por tanto, mi corazón se alegra y mi alma se regocija; también mi carne morará segura,
pues tú no abandonarás mi alma en el Seol, ni permitirás a tu Santo ver corrupción.
Me darás a conocer la senda de la vida; en tu presencia hay plenitud de gozo; en tu diestra, deleites para siempre.
Salmos 16:9-11.
Fernel Monroy - En Tu Presencia
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junio 17, 2013
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